Belfast, la capital de Irlanda del Norte, es una ciudad portuaria rica en historia, museos y atracciones, muchas de ellas vinculadas a su tradición naval.
Belfast y toda Irlanda del Norte pertenecen, políticamente hablando, al Reino Unido, y te darás cuenta inmediatamente de ello en cuanto llegues: las banderas inglesas ondean por todas partes, no es el euro sino la libra esterlina la moneda vigente, mientras los taxis negros llevan a los turistas a descubrir los rincones más pintorescos.
Pero Belfast es también una de las ciudades más excitantes y vibrantes de la isla: restaurantes de vanguardia, magníficos pubs históricos, una animada vida nocturna y una escena cultural decididamente seductora.
Al ser una ciudad pequeña, es perfecta para pasar un fin de semana dedicado no sólo a los monumentos que hay que ver, sino sobre todo al ambiente que hay que vivir y disfrutar.
La vibrante ciudad de Belfast ofrece a sus visitantes una serie de atracciones relacionadas sobre todo con su historia reciente.
Empezando por los astilleros y el Titanic Belfast, que relata los trágicos sucesos del transatlántico más infame de la historia, construido en Belfast, te recomendamos una visita al Ayuntamiento de Belfast, el ayuntamiento de la época de la revolución industrial. Con un taxi negro, puedes hacer un recorrido por los murales más significativos que tapizan los barrios obreros y recuerdan el reciente pasado turbulento de la ciudad.
La visita al Crown Liquor Bar Saloon, de 1880, con su fachada de azulejos policromados y su interior de época, es casi obligada: podrás admirar una pequeña obra maestra de la arquitectura victoriana. Igualmente recomendable es pasar una tarde en el Barrio de la Catedral, el más antiguo de Belfast, repleto de cafés y pubs para escuchar buena música tradicional, y visitar el Mercado de San Jorge, recorrer los puestos rebosantes de productos locales y escuchar las actuaciones de artistas locales.
También a pocos kilómetros de Belfast se encuentran las atracciones históricas y naturales más importantes de Irlanda del Norte.
La atracción más famosa de la zona es sin duda la Calzada del Gigante, 40000 antiguas columnas hexagonales de basalto que emergen del mar. A tiro de piedra, puedes experimentar la emoción de cruzar un puente colgante a 25 metros sobre el mar, el Carrick-a-Rede, o imaginar el antiguo esplendor de un fascinante castillo medieval en ruinas, el Castillo de Dunluce.
Para terminar, disfruta de las vistas panorámicas de la ruta costera de Causeway y sigue el aventurero sendero The Gobbins Cliff Path, una espectacular ruta de senderismo por la cima del acantilado con 23 puentes colgantes, escaleras, túneles y cuevas.
La zona más característica para dormir en Belfast es el Barrio de la Catedral, o Viejo Belfast, lleno de viejos pubs, edificios de época y pintorescas callejuelas.
Una excelente alternativa es el Barrio de la Reina, o Barrio Universitario, que es sin duda la zona más animada de la ciudad. En comparación con el centro, encontrarás precios más bajos y muchos lugares para salir por la noche.
Para obtener más información sobre las zonas y, sobre todo, una lista de establecimientos recomendados, lee nuestro artículo sobre dónde alojarse en Belfast.
A la ciudad de Belfast se puede llegar en vuelos directos desde algunas ciudades españolas con Ryanair, EasyJet y Jet2.
Todos los vuelos directos desde España aterrizan en el Aeropuerto Internacional de Belfast, también llamado Aldergrove por el nombre del pueblo vecino.
Si piensas viajar a Belfast desde Dublín, puedes elegir entre conexiones de tren o autobús. En tren, con Irish Rail, se tarda unas 2 horas en llegar a Belfast. En autobús hay dos opciones: coger un autobús Busiereann o Translink. En ambos casos, calcula 2 horas y 20 minutos de trayecto.