El centro de Dublín es pequeño y las principales atracciones de la ciudad se concentran cerca del río Liffey, que divide en dos la trama urbana. Por tanto, es fácil visitar la capital de Irlanda caminando de un lugar de interés a otro.
En este artículo te proponemos un itinerario para descubrir las cosas que hay que ver en 2 ó 3 días, ideal para un fin de semana largo de jueves/viernes – domingo, aprovechando uno de los muchos vuelos que ofrecen Aer Lingus o Ryanair.
Está claro que hay muchas más cosas que puedes hacer y ver en Dublín, mucho depende de tus gustos y necesidades. Para tener una visión completa, visita nuestra página qué ver en Dublín.
Tras un abundante desayuno irlandés, puedes empezar a explorar la ciudad. Empezando en el Puente de O’Connell, dirígete hacia el Trinity College. Aquí, debes detenerte para visitar el campus y admirar la Old Library y el Libro de Kells.
A continuación, volvemos a subir por Grafton Street, haciendo una rápida parada para saludar a la estatua de Molly Malone, admirando las numerosas tiendas y cafés de la calle más famosa de Dublín, hasta llegar a los hermosos jardines de St. Stephen Green, donde podrás relajarte junto al estanque (si el tiempo lo permite).
Tras tu pausa «verde», dirígete a la Catedral de San Patricio y luego a la Catedral de Christ Church: no te pierdas la cripta y el tesoro. El siguiente destino es el Castillo de Dublín.
Merece la pena dar un paseo al atardecer para admirar el río Liffey, a lo largo del cual te encontrarás con el FourCourt y el Ha’Penny Bridge, y luego continuar nuestro paseo por las estrechas calles de Temple Bar, donde puedes terminar la velada en los numerosos pubs de la zona.
El punto central del segundo día en Dublín es la Guinness Storehouse, la atracción más visitada de Irlanda. Además de conocer la historia de la famosa cerveza, podrá disfrutar de una hermosa vista de la ciudad desde su Gravity Bar, donde le ofrecerán una pinta de Guinness.
Si además de la cerveza le gusta el whisky, puede desviarse hasta la destilería Old Jameson.
Si es usted buen caminante y el tiempo lo permite, puede dar un paseo a lo largo del río hasta la zona de los Docklands o, mucho más cómodamente, dar un paseo en barco por el Liffey.
En cualquier caso, intenta sacar tiempo para pasear por Calle O’Connell: verás el Spire, la GPO y la estatua de James Joyce.
Cuando hayas terminado de hacer turismo, sal a las calles del centro de la ciudad para callejear un poco, hacer algunas compras, probar unas pintas de cerveza negra y disfrutar del ambiente de la ciudad al anochecer.
Si tienes un día más a tu disposición, te recomendamos una excursión a Howth (fácilmente accesible en tren en media hora) o a alguno de los otros lugares pintorescos cercanos a Dublín: residencias de época, yacimientos arqueológicos y una hermosa naturaleza te esperan para una excursión fuera de la ciudad.
También podrías dedicar todo el día a una excursión a los Acantilados de Moher, la atracción más famosa de Irlanda, o la Calzada de los Gigantes o las montañas de Wicklow.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.