Al llegar a la bahía de Galway, siempre hay mucha prisa de «escapar» hacia las Cliffs o de llegar a Connemara.
Pero antes de continuar vuestro viaje os recomendamos una breve parada en un pequeño pueblo con vistas a una pequeña bahía. Es Kinvara, colorido pueblo de cuatro casas y ninguna del mismo color! Un barco de vela flota plácidamente cerca del pequeño puerto, una camioneta descarga los barriles de cerveza en los dos pubs y un banco vacío observa las aguas poco profundas de la orilla.
No se puede describir la calma y la tranquilidad de este rincón de Irlanda. Incluso bajo la lluvia o bajo los latigazos del viento. Pero con el sol los colores de las casas se encienden, el mar brilla y todo se vuelve claro como el cristal. Al lado del pub con vistas a la cala hay una cafetería, un refugio para viajeros cansados y hambrientos, que con dos mesas y un menú escrito con tiza en una pizarra, os pondrá de buen humor.
Pero este hermoso pueblo de pescadores también alberga un pequeño secreto. Detrás de algunas curvas se esconde uno de los castillos más fotografiados de Irlanda, el majestuoso Dunguaire Castle: se refleja mágicamente en el azul intenso del mar y la perfección de sus formas encanta a la vista.
Aunque hoy en dia no está abierto, os aconsejamos dejar el coche y tomar el camino resbaladizo que gira alrededor de la mansión. Desde aquí se tiene una vista maravillosa de la bahía, con en el sonido de las gaviotas y el viento en los oídos. Respirad profundamente el aire del océano y cerrad los ojos para saborear el ambiente perfecto. Colores, sonidos, olores del mar.
En las noches cálidas de verano se reanima como en el glorioso pasado y se convierte en el escenario de cenas en traje acompañadas de juglares y cuentacuentos. Pero al vuestro paso será sólo el centinela imponente Kinvara… y os dejará un recuerdo inolvidable.
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